jueves, 12 de enero de 2012

3º Programa de radio

El tercer programa de radio "En Castellano y punto" ya está disponible en su sección.
Como invitado tuvimos a Aurelio Rodríguez con su libro "Seréis como Dioses"
Os invito a todos a escucharlo

jueves, 5 de enero de 2012

Segundo Programa Publicado

Os informo que mi segundo programa de radio "En castellano y punto" está ya disponible en el blog. Podéis escucharlo desde aquí o desde la nueva página añadida

miércoles, 4 de enero de 2012

Primer Programa "En castellano y punto

Os escribo para informaros de que durante estos días comenzaré a montar la sección de los programas de radio que realicé para que puedan escucharlos desde este blog. Mientras esté en edición los iré publicando aquí.
Un saludo
Clemente Barahona

martes, 3 de enero de 2012

Esclavos modernos


La globalización del abuso
"Esclavos modernos"es una obra repleta de testimonios de la miseria y explotación que sufre una gran parte de la población mundial. Millones de personas que están sometidas a unas condiciones laborales infrahumanas fruto de la llamada globalización económica. Cuando uno lee estas páginas y escucha la voz de los sin voz, quiere pensar que se está hablando de otra época, pero por desgracia no es así. Aborda los tres grandes tipos de explotación moderna: laboral, sexual y tráfico de seres humanos. No se deja en el tintero a todos aquellos inmigrantes que siguen llegando a España buscando una nueva vida, y se encontraron con una realidad diferente. Desde mujeres presas en redes de prostitución, hasta las sirvientas domésticas que carecen de cualquier tipo de protección.

Nos lleva por distintos países, aquellos que eufemísticamente llamamos en vías de desarrollo: Filipinas, Brasil, Honduras, Camboya, Vietnam Donde esa explotación es más descarada, y, si cabe, más sangrante. Niños que no han tenido infancia por trabajar; mujeres y niñas secuestradas para ser vendidas como esposas; adolescentes obligadas a comerciar con su cuerpo, o jóvenes que trabajan de sol a sol sin ningún derecho laboral en fábricas insalubres y con un salario precario.

Una reflexión amarga que llena de impotencia y de vergüenza por este mundo que estamos construyendo. Ese sufrimiento humano con nombres propios que impregna cada una de las páginas de este libro queda velado muchas veces porque lo queremos tapar con nuestro bienestar, o con las marcas de ropa que usamos. Me ha traído a la memoria aquel otro trabajo escrito por los periodistas austríacos Klaus Werner y Hans Weiss, titulado "El libro negro de las marcas", una investigación rigurosa sobre la falta de ética de las multinacionales. Esas grandes empresas con marcas famosas y caras, cuya mano de obra es contratada en estos países pobres y explotados. Según David Dusster, tras la caída del comunismo como ideología alternativa al capitalismo, el mundo monolítico del neoliberalismo ha emprendido una nueva 'revolución' de la división internacional del trabajo, donde las economías ricas dictaminan las condiciones de los países pobres, y ya sabemos las consecuencias tan nefastas para estas personas

La boca del infierno

AD MEMORIAM

No me canso de leer a este escritor de Fuentes de Valdepero, afincado en El Escorial. De hecho el primer libro que comenté en esta columna se titulaba: " En torno a Valdepero", y él mismo dice en su página web que: " El entorno de donde arranca mi escritura, objeto a menudo de ella, es un pueblo próximo a Palencia por el lado norte, situado al borde de la carretera que va a Santander, antiguo camino real de Cantabria " Este mismo año he tenido el placer de leer otra de sus obras, que llevaba por título: "La musa de Picasso", un libro de relatos de alto valor literario.

 Ahora ha publicado una novela con un sólido argumento e intriga incluida que lleva por nombre "Ad memoriam", una locución latina, coloquialmente denominada latinajo, que en castellano mantiene más o menos su significado primigenio. 
 La dedicatoria con la que abre esta novela ensayo y biografía, no sé si existe este subgénero literario, es significativa y reza así " A la generación de mis nietos, que deberá hacer y exigir mucho más que la nuestra para reducir las crecientes diferencias sociales". Aquí podemos ver la preocupación social de este autor.
        Alba Gutiérrez Peña, la protagonista o conductora de esta historia, ha cumplido veintitrés años de edad, es una universitaria lógica y racional, poco emocional aparentemente, huérfana de unos padres muertos a deshora como ella misma nos dice, y criada bajo el amparo y el cariño de sus abuelos maternos. Necesita saber algo o mucho más de sus progenitores, Cesáreo y Úrsula, pues la ausencia de recuerdos le produce una gran zozobra. Siempre le llamó la atención su original forma de vida, la irregular pareja que formaban, él un escritor y ella una arqueóloga aventajada, y ese silencio indescifrable por parte de sus familiares más cercanos. El germen de este libro que comienza a escribir Alba, está en un trabajo escolar de unos cuantos folios que escribió cuando contaba con dieciséis años. 
El objeto de estudio y de investigación es la vida y obra de su padre, ese escritor y filósofo un tanto enigmático. Aquí nos encontraremos con un análisis pormenorizado de esas preguntas esenciales y existenciales que el ser humano se hace desde que tiene conciencia de sí mismo. Y además podremos leer un sosegado y verdadero análisis de nuestra sociedad. No faltará esa crítica social tan necesaria en estos tiempos de adormecimiento y pensamiento uniforme. Sin duda, es una parte muy jugosa de este libro. Unas reflexiones sin desperdicio y de gran didactismo. No podía faltar el tema del amor, uno de los ejes de la literatura, pero aquí es un amor maduro, libre y responsable. Un amor que hay que edificar, cultivar o reinventar cada día. Al final, el azar también tiene su protagonismo estelar. Pedro Sevylla de Juana, una vez más, no defrauda sino todo lo contrario. Merece la pena su lectura



web del autor: http://www.sevylla.com

Cuando los osos descubrieron el fuego

UN MUNDO PARALELO
 Es el primer relato que nos encontramos al abrir este libro imaginativo que denominamos de ciencia-ficción. Veinte cuentos de muy distinto valor literario. Aunque este primero ha obtenido varios premios importantes, la verdad es que es bastante anodino. Seguro que el título general nos puede despistar a la hora de elegir este libro.
El autor se llama Terry Bisson y nació en Kentucky, en la actualidad vive en California. En los años ochenta fundó una revolucionaria librería de pedidos por correo y ha trabajado como editor, escritor de novelas gráficas y mecánico. Es autor de siete novelas y numerosos relatos.
Después de leer el de los osos, nos encontramos con el titulado 'Palabra de boy scout' que habla de viajes temporales y la extinción de los neandertales, es original y entretenido. 'Son todo carne' es el típico relato de extraterrestres escandalizados con la conducta de los seres humanos, 'Dos chicos del futuro' es una historia un tanto rara sobre dos jóvenes que vienen del futuro al presente, y cuya misión es la de rescatar obras de arte y salvarlas de una hecatombe nuclear. Hasta aquí relatos más o menos típicos de este subgénero. Sin embargo, 'En la última estancia' el tono y la calidad da un giro sustancial y supone un salto cualitativo; un adicto a la realidad virtual se ve envuelto en las luchas de poder que se desarrollan en la empresa que le presta los servicios. Esta historia fue publicada originariamente en 'Playboy' (como otros de este libro) tiene un alto contenido erótico. 'No hay muertos' es la historia de un grupo de amigos y un secreto que les mantiene unidos para siempre. 'El Show de Joe'es un relato escalofriante y muy bien escrito. Trata sobre los clones y los diversos usos que se les puede dar. Algunos de estos usos son disparatados. Quizá, una de las historias más logradas de este volumen sea la llamada 'Amoríos de oficina' que nos habla de dos iconos, de esos que aparecen en los escritorios de nuestros ordenadores, que se enamoran y tienen un lío en horario de trabajo. Es uno de los relatos más humorísticos e imaginativos. Cierran estos veinte relatos dos bastante atractivos y entretenidos, que llevan por nombre 'Él quería a Lucy' que nos advierte sobre los peligros de las locuciones automáticas y 'En esta Virginia, no' es un relato costumbrista, que reflexiona sobre lo poco que nos gusta llegar a viejos

Miscelánea

Este artículo es una mezcla compuesta de cosas distintas que se parece más a una macedonia de frutas que a la salsa mayonesa. Un servidor después de 24 años de docencia ha tenido que coger una baja médica, y ha pasado toda una semana escuchando la radio, leyendo la prensa en Internet y viendo la televisión. El resultado es esta mezcolanza, qué bonita palabra, de noticias, hechos históricos, sucesos irracionales y algunas sandeces que no pasarán ni al anecdotario de la Historia, así con mayúsculas. 

Uno se alegra de que haya triunfado esa revolución del pueblo egipcio contra el dictador Mubarak, y que el efecto llamado dominó llegue a otros países y pueblos sin libertad. Pero luego leo que una corresponsal de CBS, Lara Logan, asegura que fue victima de una agresión sexual y una brutal paliza propinada por una veintena de energúmenos en la misma plaza de Tahrir, en el Cairo, donde se celebraba la caída del dictador. La periodista fue "salvada" por un grupo de mujeres y una veintena de soldados egipcios. Se recupera en un hospital de EE.UU. de sus secuelas físicas, porque de las psicológicas tardará una vida más. Y me pregunto si la libertad seguirá siendo sólo para los varones machitos que no respetan a las mujeres en absoluto. Decepcionante y execrable a todas luces de la razón y de las emociones.

La dichosa ley antitabaco vuelve a la carga contra los hosteleros que se declaran insumisos, alguno con cierta chulería, y como aviso a navegantes, la fuerza de la ley cae sobre ellos sin compasión. Ya lo decían los romanos “Dura lex sed lex” que se puede traducir como ‘ La ley es dura, pero ley’. Pero esto no quiere decir que una cosa sea justa por el mero hecho de ser ley, ha de ser ley porque es justa. Sin entrar en disquisiciones, creo que hay que legislar para las minorías también, y no mandarnos a los fumadores a la P. calle.  Muchos otros del gremio de hostelería se manifiestan en Castilla y León porque ven cómo sus negocios van cayendo en picado. A quién se le ocurre sacar esta ley en tiempos de crisis, quizás a la misma persona que ejerce de crítica literaria y nos asevera, sentando cátedra, que en la obra musical ‘Hair’ pueden simular que están fumando como se simulan los asesinatos, y que no afecta para nada a la creatividad. Mi profesor de Latín de Bachillerato, don Ángel Martín, siempre nos decía que la ignorancia era muy atrevida.

Tengo unas ganas inmensas de volver a mis clases, pues aquí cada vez me siento más controlado, y voy sintiendo como van cayendo poco a poco una buena porción de mis libertades individuales. Ya no son sólo las compañías de telefonía o los bancos que conocen tu vida y milagros, y al menos sus fines son lucrativos o de negocio, lo peor de todo es este afán desmedido de prohibir por prohibir que se ha  puesto tan de moda. He escuchado que quieren controlar un poco más a las distintas cadenas de televisión con una especie de tribunal que valorará los contenidos de los programas. No pienso en una nueva censura, Dios me libre, aunque no tiene muy buena pinta.  He leído que la famosa ley Sinde saldrá adelante, al fin podrán controlarnos en Internet, y cerrar páginas web, eso sí,  hoy por cuestiones de propiedad intelectual. Pero mañana pudiera ser por otros motivos, digo yo.

En fin, no sé si este misceláneo artículo se parece a la macedonia de frutas del principio o a una salsa agridulce para diabéticos.

lunes, 2 de enero de 2012

La crisis en Navidad

Derrocharemos menos en estas navidades, bien sea por problemas reales o por un efecto psicológico de la propia crisis económica que nos induce a rebajar los gastos. Para los tacaños es una excusa perfecta, me refiero a esas personas ahítas de dinero, pero que siempre se están quejando por si les piden algo. No vamos a ‘tirar la casa por la ventana’ aunque nos toque la lotería, y eso que esta frase nació en el siglo XVIII cuando Carlos III nos trajo la lotería desde Nápoles y los agraciados por la diosa fortuna lanzaban sus enseres, ropas, platos y muebles viejos por la ventana. Hoy se aplica la frase a aquellas personas que gastan por encima de sus posibilidades, y de eso ya estamos escaldados.
Cuando el salario mínimo interprofesional se congela, que es de 640,41 euros, y uno se fija en otros sueldos como el de los políticos, o del propio monarca al que se le asigna más de 48 millones de las antiguas pesetas o si lo prefieren unos 292.752 euros al año, piensa, cándidamente, que mal repartido está el dinero de todos. La ley será para todos, pero la justicia brilla por su ausencia. Esta frase de brillar o lucir por su ausencia nos ha llegado de la Roma clásica: Tácito, cuando nos narra los funerales de Junia, viuda de Casio y hermana de Bruto (los cabecillas de la conspiración que acabó con Julio César), dice que delante de la urna, según era norma en los funerales romanos, llevaban procesionalmente los retratos de sus antepasados, y que los que más lucían eran los de Casio y Bruto, que faltaban, pero que la imaginación creía ver en el fúnebre cortejo.
Una imagen, que no vale por mil palabras, pero que se quedó en mi retina y luego pasó al alma, fue la de la señora ministra de trabajo, la italiana Elsa Fornero, llorando mientras intentaba explicar los duros recortes a sus compatriotas, no a todos, a los de siempre, a los que viven de un sueldo, aunque sea ínfimo. Al menos, este gesto denotó un poquito de humanidad.
Buena falta nos hace un poco de compasión en el sentido etimológico de la palabra que es padecer, sentir con el otro, y ponerse en su piel. Hasta hace poco tiempo estaba de moda hablar de crisis personal, ahora la crisis parece un ente omnipresente que empaña la totalidad de nuestras vidas. Un cierto desánimo colectivo pulula sin sentido y machaconamente en nuestros pensamientos, conversaciones y actos cotidianos.
Charles Dickens escribió una novela corta de carácter realista-gótica que tituló canción o cuento de navidad. Se basó en la realidad denigrante que se vivía en el Reino Unido durante la revolución industrial en el siglo XIX. Los obreros y sus hijos vivían y trabajaban en condiciones infrahumanas y con un salario misérrimo. Dios quiera que no volvamos a eso. Sin dramatismo, quizás esta crisis nos devuelva el verdadero sentido y espíritu de la Navidad.

Las palabras de la crisis

Con la crisis económica las palabras que utilizamos en nuestro registro coloquial, es decir, lo que hablamos todos los días y en las situaciones más cotidianas, están cambiando a gran velocidad. Algunas las hemos convertido en palabra tabú por vergüenza torera, por ejemplo ‘solvencia’ pues aunque se tenga, quién es el osado que en una reunión se atreve a jactarse de que las cosas le van muy bien y que es ‘superfeliz’ con la que está cayendo para la gran mayoría. Y no digamos la palabra ‘hipoteca’ que ha tocado techo en su ya poca agraciada fama. Banquero, que no bancario, fue un vocablo en algún tiempo digno de admiración para algunos jóvenes, ahora se ha convertido en innombrable. Pero esto ya es muy antiguo, pues mi padre que trabajó 40 años en un gran banco de esos que siempre tienen grandes beneficios, decía que el banco te daba paraguas cuando hacia sol y te lo quitaba cuando llovía. 

El no llegar a fin de mes se ha convertido en algo tan frecuente que ya no nos da vergüenza, y hasta podemos hacer una declaración pública. Otra frase de todos los días era esa de ‘salir de copas’, que con gran ligereza salía de nuestros labios los viernes, sábados y alguna que otra fiesta de guardar, pero ahora se ha convertido ‘en tu casa o en la mía’, como ven el significado es distinto.

La política, que en un tiempo no muy lejano era el arte de hacer felices a los pueblos, y sus políticos son ya sustantivos tan degenerados que sólo poseen adjetivos negativos y peyorativos, y lo peor de todo es que casi nadie cree en ellos. El estado del bienestar social, qué poco nos ha durado, lo pongo con minúsculas, se llama así al conjunto de factores que participan en la calidad de vida de la persona y que hacen que su existencia posea todos aquellos elementos que den lugar a la tranquilidad y satisfacción humana. Otro término que ya no está de moda, sin embargo ha sido sustituido por otras frases como la de ‘apretarse el cinturón’ o la de ‘ahorrador’, claro que uno ahorra cuando le sobra algo, aunque sea un poquito. Que se lo pregunten a los funcionarios y no funcionarios con su sueldo menguado y sus recibos crecidos. 

La palabra tristemente y hasta dramáticamente en boga es el temible ‘Paro’, y aquí, señoras y señores, uno ya no sabe qué decir ante millones de personas que viven situaciones penosas, angustiosas y con falta de esperanza. 

El ocio, el viaje de placer o el crucero, aunque lo pagues en cómodos plazos, están desapareciendo de nuestro vocabulario público, y si se dicen estas palabras las decimos en voz baja. Pero lo peor de todo son aquellas que afectan a nuestro ánimo más interno, pues he oído a más de un pequeño o mediano empresario que se sienten ‘impotentes’, ‘rabiosos’ y ‘desvalidos’. Imagínense cómo se sentirá el currito con el miedo en el cuerpo ante el ‘despido’, otro vocablo más frecuente de lo deseado. 

No puedo terminar este artículo sin la palabra estrella, la más pronunciada desde hace unos años, y esa va con determinante y todo ‘la crisis’, que nos llega del griego y significa separar o decidir. Crisis es algo que se rompe y porque se rompe hay que analizarlo. La crisis nos obliga a pensar, por tanto produce análisis y reflexión, pero muchas veces el miedo ante la incertidumbre nos paraliza. Pensemos, reflexionemos y actuemos porque si no lo hacemos, lo harán por nosotros, y puede ser hasta peor.

Mientras escribía estas líneas, me he fumado un cigarrillo en mi casa, pues en los bares ya libres de humo, que han perdido la alegría y perderán puestos de trabajo, huele  un poco más a fritanga y humanidad. 

No estaban dormidos

He visto las imágenes en la televisión y me siento abochornado y humillado. Una carga brutal de unos policías muy profesionales contra personas pacíficas y sin ninguna defensa. Y esto ha ocurrido en Barcelona, muy europea y moderna. La disculpa era la falta de higiene, yo no me lo creo. Quizás la Champions sea muy importante, no lo dudo, pero creo sinceramente que estamos locos. Esos abnegados profesionales que llaman mossos de escuadra no llevaban sus placas identificativas, todo muy legal. He revivido, como una pesadilla aquellas cargas de los ‘grises’ en mis años mozos. Personas de toda condición y pacíficas, hartas de estar hartas, han tomado las plazas, son ya más de 58 mil en 57 ciudades de España. Una gran mayoría sentimos simpatía por estos jóvenes y no tan jóvenes que nos han rejuvenecido con su utopía. El término utopía se debe a Tomás Moro, quien tituló así una de las obras más importantes de este género. Literalmente significa “no lugar” y, por tanto, designa una localización inexistente o imposible de encontrar. Moro bautizó con este término una isla perdida en medio del océano cuyos habitantes habían logrado el Estado perfecto: un Estado caracterizado por la convivencia pacífica, el bienestar físico y moral de sus habitantes, y el disfrute común de los bienes. Pero no olvidemos que Las utopías hunden las raíces en la realidad más auténtica y concreta, aunque sea para criticarlas e intentar transformarla.  Estos ciudadanos indignados no pueden ser conservadores pues nada pueden conservar. Los bancos se han quedado con sus casas y tendrán que seguir pagando la deuda; han perdido un derecho fundamental que es el de trabajar, y ven como los políticos callan, miran a otro lado y siguen a lo suyo, seguros que será una tormenta pasajera de verano o un sarampión infantil. Universitarios hasta con dos carreras y algún que otro magíster o master han alzado la voz y piden una democracia participativa y directa. Quizá estén soñando con la Grecia clásica, pero seguro que se conformarían con un cambio en la injusta ley electoral. Vivimos en una democracia, sin duda, pero qué me dicen ustedes de la ‘dictadura’ de los llamados Sistemas Financieros, unos pocos que nos manejan al antojo de sus intereses económicos a todos los demás mortales. Campamentos organizados con respeto y que han bautizado de la esperanza y dignidad, han roto con ‘el silencio de los corderos’, pues han optado por marchar hacia el matadero protestando, y que sus palabras reflexivas, a modo de ‘Pepito grillo’, ronden en nuestras conciencias bienpensantes y adormecidas. Les preocupa su presente y el futuro de sus hijos, que posiblemente lo tengan más negro aún. Sus únicas armas son el diálogo y sus manos abiertas. Las redes sociales son el eje central de este movimiento, escuchémosles y no les pongamos apellidos estúpidos a nuestra conveniencia o a nuestro miedo. No nos engañemos, algo muy serio está pasando. Y estos indignados no son borregos. Aristóteles en su libro titulado “Política” nos dejó escrito: “El porqué sea el hombre un animal político, más aún que las abejas y todo otro animal gregario, es evidente. La naturaleza - según hemos dicho - no hace nada en vano; ahora bien, el hombre es entre los animales el único que tiene palabra". Clemente Barahona Cordero. Profesor y escritor.

¿Generaciones Dormidas?

“La juventud actual condensa y refleja los problemas de una sociedad compleja” es una de las ideas de este joven nonagenario, nacido en Alemania y criado en Francia. Prisionero en Buchenwald , campo de concentración nazi de donde logró huir de una muerte segura. Diplomático, escritor y militante político francés. Tras la Segunda Guerra Mundial, Stéphane Hessel participó en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Ahora, a sus 93 años ha escrito un manifiesto de treinta y tantas páginas con el objetivo de concienciar a la juventud de que hay que luchar de forma pacífica contra la dictadura actual de los llamados mercados financieros, que amenazan la paz y la democracia. Su llamamiento es claro y rotundo pues siente que ha llegado la hora de que los jóvenes dejen atrás la indiferencia y que luchen políticamente por la ética y la justicia. Otro ‘joven’ y admirado escritor ha prologado'¡Indignaos!', que es así como titula Hessel su libro. También con 93 años el profesor José Luís Sampedro pone su brillante granito de arena a esta sana proclama. Más de millón y medio de ejemplares vendidos en Francia, y en España la editorial Destino ha agotado sus primeras ediciones. El boca a boca y las redes sociales se han encargado de la amplísima difusión de esta obra, cuyo título es toda una consigna que está despertando a millones de indignados, entre los que se incluye un servidor, con la situación actual que estamos padeciendo. Nunca había sido tan evidente, por lo menos para el común de los mortales, la gente corriente, que el poder económico gobierna Europa. Es ahora, con los recortes y continuas revisiones del Estado del bienestar cuando empezamos a despertar de nuestra ingenua visión desde un país rico que nadaba en la opulencia, o eso creíamos. Las vacas ya no están delgadas sino famélicas. Lo extraño es que nadie alce la voz, somos todos muy sufridos, y nos queda mucho de ese sentido trágico de la vida o de esa resignación cristiana, o mejor dicho católica, que tanto daño ha hecho a este pueblo español. El intelectual Stéphane Hessel ha estado en España y nos ha dicho que la juventud española es muy importante para Europa, que son los herederos de los ideales de Don Quijote. Pero el informe de la Fundación Santa María constata que esos jóvenes ya no son tan quijotescos, pues se reconocen “egoístas, consumistas y que sólo piensan en el presente” es decir, se han convertido un poco más parecidos a  Sancho Panza. Además la mitad de ellos se declaran ateos, agnósticos e indiferentes, y les preocupa su salud, seguida de la búsqueda de un trabajo, y la posibilidad de vivir independientes, fuera del domicilio paterno. A algunos les puede parecer una barbaridad esa falta de valores más espirituales o simplemente cívicos, como a mi amigo el profesor José Manuel Ruiz con quien en alguna ocasión he hablado de este asunto. De todas las formas, no olvidemos que las nuevas generaciones se han mirado en el espejo de los adultos, nosotros somos o deberíamos ser sus referentes. Seguro que en algo hemos tenido que fallar. Para no faltar a la verdad hay que decir que entre la juventud hay de todo como en botica, chavales y chavalas que estudian, trabajan y son muy responsables. Y qué me dicen de nuestro Sistema Educativo con tanta reforma y contrarreforma, pero eso es harina de otro costal de la que sin duda hablaremos. Clemente Barahona Cordero. Profesor y escritor.

Estulticia

Erasmo de Rotterdam, el célebre humanista europeo, en "El Elogio de la Locura" o "El Encomio de la Sandez" o "El Encomio de la Estulticia" investiga una de las pasiones más comunes del ser humano: la sandez.. La sandez es lo que tiene calidad de sandio que es lo mismo que decir necio o torpe. Los españoles tenemos paciencia franciscana que es lo que caracterizaba al bueno  y ecologista Francisco de Asís. Llevo unos cuantos días tatareando esa canción del grupo Jarcha de la época de la transición que decía algo así como: “ Yo sólo he visto gente muy obediente hasta en la cama, gente que tan sólo quiere su pan, su extra y la fiesta en paz….” O algo parecido porque siempre he sido muy malo para las letras de las canciones. Pero la esencia es así, un pueblo obediente, dócil y pacífico, al que se le impone por decretazo prohibición tras prohibición. Nunca, después de la dictadura, nos habíamos sentido tan vigilados a golpe de ley. Nos queda el desahogo en voz baja y entre amigos, y como mucho la respuesta en esa encuesta del CIS, o Centro de Investigaciones Sociológicas. Después del paro y de la crisis económica, la tercera preocupación de los españoles son los políticos. Es decir, no confiamos en esa clase o casta privilegiada. No vamos a generalizar, pero lo cierto es que no nos fiamos de aquellos que deberían preocuparse por los asuntos graves de España, y sin embargo, como críos de primaria en el recreo, están más ocupados en ver quién va a ser el capitán del partidillo de fútbol. Como esto es demasiado bochornoso, de vez en cuando lanzan medidas por lo menos llamativas, y otra vez prohibitivas, que son algo así como matar moscas a cañonazos. Se nos recortan las libertades individuales, y esto no ha hecho más que empezar, según me decía hace unos meses un socialista joven, progre e inteligente. Y un servidor pensaba, pues no se atrevió a decir nada por si las moscas y los cañonazos, veremos como acabáis. Mi madre, cuando nos comportábamos como unos verdaderos “sandeceros”, siempre nos decía que no teníamos ni fuste ni fundamento. Y es lo que me ocurre a mí cuando veo tanta prohibición. Hay una cierta estulticia, necedad o tontería moral en aquellos que tienen el poder, quizás sólo eso, y quieren de un plumazo cambiar toda la sociedad. No entro a valorar intenciones, Dios me libre, para eso ya está el gran teólogo Ratzinger, más conocido como Benedicto XVI, o simplemente el Papa, que habla de Jesús de Nazaret en su último libro como si tomaran café juntos todos los días. Ahora, nos explica que Jesús logró separar la política de la religión en la Historia de la Humanidad, pero que no fue ningún revolucionario. Gracias Sumo Pontífice, me deja usted muy aliviado por lo de la política separada de la religión, ya lo que nos faltaba, pero eso ya lo dejó usted muy claro cuando era cardenal y condenó, castigó y silenció a los grandes teólogos que no pensaban como Su Santidad, sí a los hombres y mujeres de la Teología de la Liberación,  Recuerde que unos cuantos dieron su vida por sus prójimos como lo hizo su modelo, ese Jesús de Nazaret. Y ya termino con este pensamiento que nos dejó escrito Publio Terencio: “"Homo sum; humani nihil a me alienum puto." Que es lo mismo que “ Hombre soy; nada humano me es ajeno”. Por esto creo que todos a lo largo de un día somos por lo menos una vez estúpidos o estultos. No obstante mis estupideces no las sufren todos los españoles. Quien esté libre de pecado que… Clemente Barahona Cordero. Profesor y escritor.

El Profesor Alcachofa

En los mundos en que me muevo ni profesores ni periodistas tenían muy  claro quién es José Antonio Marina. Es un filósofo, ensayista y pedagogo, un hombre muy mediático, como se dice ahora. Tuve la oportunidad de escucharle durante dos horas que se me hicieron como diez minutos. De sus muchos libros, he leído algunos de ellos. Siempre le he seguido en prensa y en la televisión. Los más progresistas dicen que es un conservador, y los conservadores, que un poco revolucionario. José Antonio Marina es catedrático excedente de filosofía en el instituto madrileño de La Cabrera, Doctor Honoris Causa por la  Universidad Politécnica de Valencia, además de conferenciante y floricultor. Estudió filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, teniendo por compañero a su amigo y también escritor Álvaro Pombo. Durante ese tiempo leyó apasionadamente a Unamuno, fundó varias revistas y dirigió varios grupos teatrales. Un hombre inteligente que no cesa en su empeño de seguir estudiando la inteligencia y el pensamiento divergente desde la neurología hasta la ética. Sobre todo es un pedagogo con una vasta experiencia con adolescentes, práctica real de pizarra y tiza. Quizás les suene una de sus famosas frases: “Para educar a un niño, hace falta toda la tribu”. El porqué de esta rotunda afirmación lo explica así Marina: “La preocupación universal por la educación ha generado un sistema de excusas en el que todo el mundo echa las culpas al vecino. Los padres a la escuela, la escuela a los padres, todos a la televisión, la televisión a los espectadores, al final acabamos pidiendo soluciones al gobierno, que apela a la responsabilidad de los ciudadanos, y otra vez a empezar. En esta rueda infernal de las excusas podemos estar girando hasta el día del juicio. La única solución que se me ocurre es no esperar a que otros resuelvan el problema, sino preguntarme: ¿qué puedo hacer yo para solucionarlo?”. De hecho ahora está impulsando un proyecto que se llama Universidad de padres on-line para colaborar con las madres y padres durante todo el proceso educativo de sus hijos. Este filósofo no trabaja solo, tiene un equipo de colaboradores que se convierten en coautores de sus múltiples libros. Él cree en el trabajo en equipo, y por eso piensa que es necesario, ahora más que nunca,  que los maestros fomenten y enseñen a los niños a trabajar en grupo. Educar para la vida y fomentar la inteligencia práctica para resolver aquellos problemas reales que no tienen una solución dada de antemano es un papel esencial de los educadores. Dice José Antonio que nos hemos olvidado de la importancia de la voluntad y el esfuerzo, que no hemos equipado a nuestros alumnos con estas armas valiosas y necesarias, que las hemos sustituido por lo que llamamos motivación o desmotivación. Y los profesores se pasan media vida buscándola. En la vida todos hacemos cosas que no nos gustan, pero que tenemos que hacerlas, estemos o no motivados. Tengo que reconocer que admiro a este hombre, sobre todo por su gran sentido común. Lo de la alcachofa, no es una falta de respeto ni mucho menos, la verdad es que es un titular original, pero muy real. A don José Antonio Marina cuando ejercía de catedrático de Filosofía, le llamaban el profesor alcachofa sus alumnos. Amante de la poesía, quería enseñar a sus discípulos que hay otra forma de mirar, contemplar el mundo, y les leía la Oda de Neruda a la alcachofa, pero se dio pronto cuenta de que sus muchachos solo conocían las alcachofas enlatadas y blanditas. A partir de ese día, llevaba una alcachofa en la solapa. Clemente Barahona Cordero. Profesor y escritor

Educare

Es un derecho humano y un bien social irrenunciable que forma parte de nuestro patrimonio común. El derecho a la educación es el garante de las libertades cívicas y de la igualdad real de oportunidades, uno de los verdaderos cimientos de la democracia. Es ese proceso multidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. Así a través de la educación, las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de las generaciones anteriores, creando además otros nuevos. Es compartir con los jóvenes de nuestra sociedad las ideas, cultura y conocimientos. La labor del buen educador es ardua, complicada y llena de vocación, o si lo prefieren de pasión. Aristóteles nos dejó escrito que: “La educación consiste en dirigir los sentimientos de placer y dolor hacia el orden ético”. La maravillosa complejidad de este noble oficio está en que nuestro material de trabajo son seres humanos, comenzando su camino hacia la vida adulta y madura. Todos los recursos humanos y materiales puestos a su servicio son siempre escasos. Hay que ser miope y cicatero, o político para ser capaz de recortar los medios en este ámbito crucial de nuestras vidas. Luego, en campaña electoral, se les llena la boca con las promesas sobre una educación más que digna para sus futuros votantes. Quizás no les convenga por miedo, un pueblo educado, crítico y pensante. Tanto el griego con su pedagogo como el latín con su educare comparten el significado de educación. El educador es el que guía o conduce a su educando. En definitiva, dar al que aprende los medios de abrirse al mundo, encauzarlo al pleno desarrollo de sus posibilidades. Platón, hace más de 20 siglos, habló de las tres funciones de la educación: ‘La formación del ciudadano, la formación del hombre virtuoso y la preparación para una profesión’. Todo esto se nos olvida y lo reducimos a dinero, el futuro de nuestro país lo dejamos en manos de un sistema financiero, eufemismo que abarca a oscuros especuladores capaces de hundir por avaricia a naciones enteras. Políticos incapaces de enfrentarse a estos vampiros porque quizá se saltaron la segunda función de la educación de la que hablaba Platón. Es una verdadera lástima que su cortedad la empleen para recortar o restringir medios a las actividades más ‘sagradas’ del ser humano y para el ser humano como son la sanidad y la educación. No soy médico ni enfermero, pero sí paciente, y me parecen lamentables las humillaciones y recortes dirigidos a este colectivo vital y también vocacional. Ya no solo se hunde el estado del bienestar, se están cargando las necesidades más básicas y necesarias. Hasta hace muy poco todos hablaban de la calidad en la enseñanza, los de un lado y los del otro, ahora unos callan por conveniencia y otros meten el cuezo hasta el fondo con intervenciones más que inconvenientes. Los que hoy nos dirigen o pretenden dirigirnos también fueron educados, pero sin duda, faltaron muchísimo a clase. Clemente Barahona Cordero. Profesor y escritor.

La avaricia rompe...

Los bancos obtienen beneficios siempre y además lo publican a los cuatro vientos, y con una desfachatez que roza lo obsceno. Si estas ganancias han sido menos de lo esperado, para enmendar esta contrariedad está el dinero de todos. A los ricos no se les debe contrariar. Hace mucho tiempo que hemos desterrado de nuestro vocabulario la palabra avaricia, ahora llamamos a esta forma cicatera de estar en el mundo, egoísmo. Siempre ha habido gente que ha defendido esta actitud, diciendo que la caridad empieza por uno mismo. Parece que han leído a Pablo de Tarso, pero no han comprendido lo que quería decir, simplemente les venía bien para justificar tanta mezquindad. Del latín ‘avaritia’, es una palabra derivada de avaro, del avarus latino, en la primera mitad del siglo XIII aparece escrita en castellano. La RAE define este vocablo como el afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas. Creerán, pobrecitos, que se las van a llevar a la otra vida. ¿Se han fijado ustedes en la cara de tristeza de muchos ricos en dinero? Quizás esta frase sea la causa de su amargura: ‘Quien más tiene, más quiere’. Iguala al pobre y al rico que su dinero dos veces anda el camino por motivos muy distintos. Al avariento le cuesta tanto desprenderse de sus dineros, que ha de mirar los precios, regatear y… Otra cosa muy distinta es lo que decía mi abuela Áurea de los escasos posibles del pobre, que siempre iba dos veces a la tienda, pues calidad y bajo precio nunca vivieron idilio alguno. La sabiduría popular nos dejó dicho que al avaro y al puerco, después de muertos. Una sentencia que a simple vista parece un tanto drástica y apocalíptica, pero muy certera; pues el cerdo se vuelve provechoso para los demás después de su sacrificio, lo mismo ocurre con el avaro, solo después de muerto alguien se beneficiará de lo que aquí dejó. Al final tienen un rasgo de generosidad aunque sea totalmente forzoso. Tal vez nunca leyeron a Juvenal que nos dejó escrito que es una gran locura la de vivir pobre para morir rico. Antes, es decir, hasta hace muy poco tiempo, deber dinero solo al banco era un toque de cierto prestigio, lo lógico y normal. Ahora, uno casi prefiere ser hipertenso y diabético que soportar al director de turno, llamándote todos los meses por teléfono, y ese mensaje previo de póngase en contacto con su sucursal por  una situación irregular en sus posiciones. Eso sí, por favor y con la suficiente ficticia amabilidad, te preguntan a qué se debe ese retraso, ironía no les falta en esa retórica pregunta. Nadie sabe a ciencia cierta dónde se encuentra y quién es realmente ese ente que llamamos el ‘Sistema Financiero’, es como el dios de otros tiempos, invisible, omnipotente y que estaba en las alturas. Los bancos son sus discípulos aventajados, e incluso excelentes que superan sus controles con nota. Y por debajo de ellos, el común de los mortales, millones en el paro, otros con sueldos recortados, muchos con contratos más que precarios, y los demás malviviendo. Creo que ese idealista llamado Mahatma Gandhi tenía razón cuando decía que en la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos pocos. Cuando nuestros biznietos estudien la Geografía Económica de este siglo XXI, se quedarán alucinados y perplejos. Será una asignatura hueso. Hoy en plena crisis, hay miedo, por eso no se le ocurra pedir dinero, ni tan siquiera un aval a su mejor amigo. Ya sabe ese dicho tan antiguo que reza: ‘Bien me quieres, bien te quiero, pero no me toques el dinero’. Clemente Barahona Cordero. Profesor y escritor.

Me importa un pepino

Me importa un pepino, un pimiento, un rábano o un comino. Todas estas expresiones coloquiales, frases ya hechas que significan indiferencia total que llega hasta la nada, y que seguro que las hemos dicho más de una vez y de cien, están en nuestra lengua perfectamente ensambladas, es decir, en nuestro pensamiento que, como diría don Miguel de Unamuno, es lo mismo. No obstante, ahora tendremos cuidado al menos con el pepino, sí el que introdujeron en España los romanos, y el mismo que llevamos nosotros a América, no muy bien tratado metafóricamente en castellano, pero vilipendiado, criminalizado y calumniado en alemán. Los pepinos importan, a algunos nos ‘repiten’, pero los seguimos comiendo, y se exportan o se exportaban bastante bien hasta que una tal frau Merkel, que últimamente se entromete en nuestras vidas como esa vecina cotilla, millonaria y un poco envidiosa porque quizás no logre entender que la pobreza no está reñida con la alegría y el vinillo con los amigos, echó la culpa al pepino de transmitir esa bacteria o cepa E-Coli asesina. Si esta señora y su gobierno actúan del mismo modo cada vez que nos exigen reformas y más reformas por razones económicas, vamos apañados. A un servidor se le ha caído el mito alemán, tan trabajadores, rigurosos, cuadriculados y serios. Y para colmo se nos llevan a los cerebritos españoles. Para tener amigos así, prefiero los enemigos que vienen y atacan de cara. Todo porque piensan que somos vagos, indolentes y derrochadores. Les costó pedir disculpas, y ayer Bruselas nos regatea, como si esto fuera un zoco, nos ofrece 150 millones de euros para resarcir a los agricultores españoles de sus cuantiosas pérdidas. Hoy la cantidad ha subido a 210 millones, mañana, Dios dirá. Vamos, el comisario de Agricultura Dacian Ciolos, que además amplía de tres a cinco las listas de hortalizas cubiertas por estas ayudas comunitarias. Los calabacines y pimientos se suman a los tomates, lechugas y el damnificado pepino. Como el rábano y el comino (planta herbácea y especia de sabor amargo y olor fuerte y dulzón)  no están en la lista, podremos seguir diciendo a esta señora alemana que nos importa un rábano o un comino lo que ella diga. El comisario de Sanidad de la UE  John Dalli ha pedido a Alemania que no lance nuevas alertas sobre el origen de esta mortal intoxicación, mientras no tengan pruebas científicas. Se me ocurren dos dichos populares muy certeros, el primero dice que al perro flaco, todo son pulgas, y el segundo que les den por donde amargan los pepinos. Como soy un españolito educado no se lo voy a decir a la señora Merkel, pero no por respeto a ella, sino por respeto al pepino. Clemente Barahona Cordero. Profesor y escritor