Se apagó a los 96 años de
vida la voz sabia, mesurada y humilde del pensamiento europeo. Un verdadero
intelectual que llamaba a nuestras conciencias maltrechas y vituperadas por el
sistema financiero omnipresente. Fue también una voz crucial para la
regeneración de la democracia española. Fiel a sus principios, José Luis
Sampedro pidió a su familia que cuando muriera no se hiciera de su funeral un
‘circo mediático’. Los periódicos, a su estilo, se han hecho eco de la triste noticia, las cadenas de televisión, lo justito. No
era un hombre cómodo para los tiempos que corren.
Prologó el libro de Hessel
que motivó el movimiento de los indignados o del 15 M . Decía que esta crisis
era una verdadera farsa para dominarnos y que era más importante la libertad de
pensamiento que la de expresión. Un hombre sincero que insistía, con pausa y sin
prisa, en que no corriéramos tras el dinero, pues eran nuestras vidas más
importantes y nuestro crecimiento como personas. Abogaba por una economía más
humana.
Un humanista del siglo XXI
que defendió con lucidez, espíritu crítico y fuerza sus convicciones. Con el
aire quijotesco que le dio la edad, pero lleno de cordura, se enfrentó con su serena palabra a esos grandes molinos
incontrolados, y capaces de hacer a los pobres más pobres y a los ricos más
ricos.
No olvidemos que fue un gran
escritor y académico de la
Lengua. ‘La sonrisa etrusca’, ‘Octubre, octubre’ o ‘El río
que nos lleva’ le acercaron al gran
público. Repito, un gran humanista y creador.
Ejerció muchos años su
cátedra de economía y durante un tiempo
la compaginó con su labor como senador por designación real en la incipiente
democracia.
En una de las últimas
entrevistas que le hicieron, y dada su amplia experiencia docente, decía que
era imposible una calidad educativa con más alumnos por aula y menos profesores,
que no nos tomaran por tontos.
Se le reconocieron sus múltiples méritos con
diversos galardones, aunque últimamente, al ser una voz discordante y
reivindicativa, parece que cayó en el olvido oficial. Nadie podrá negar que fue un hombre virtuoso,
virtuoso del pensamiento, de la palabra y de la acción, una triple combinación
nada fácil de conseguir. Solo los sabios la alcanzan.
Y termino este pequeño homenaje para un gran
ser humano diciendo que hay personas cuya existencia hace mejor y más hermosa
la existencia de los demás. Gracias, José Luis.
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