sábado, 13 de abril de 2013

Sampedro, el Gandhi español


Se apagó a los 96 años de vida la voz sabia, mesurada y humilde del pensamiento europeo. Un verdadero intelectual que llamaba a nuestras conciencias maltrechas y vituperadas por el sistema financiero omnipresente. Fue también una voz crucial para la regeneración de la democracia española. Fiel a sus principios, José Luis Sampedro pidió a su familia que cuando muriera no se hiciera de su funeral un ‘circo mediático’.  Los periódicos, a su estilo, se han hecho eco de la triste noticia, las cadenas de televisión, lo justito. No era un hombre cómodo para los tiempos que corren.
Prologó el libro de Hessel que motivó el movimiento de los indignados o del 15 M. Decía que esta crisis era una verdadera farsa para dominarnos y que era más importante la libertad de pensamiento que la de expresión. Un hombre sincero que insistía, con pausa y sin prisa, en que no corriéramos tras el dinero, pues eran nuestras vidas más importantes y nuestro crecimiento como personas. Abogaba por una economía más humana.

Un humanista del siglo XXI que defendió con lucidez, espíritu crítico y fuerza sus convicciones. Con el aire quijotesco que le dio la edad, pero lleno de cordura, se enfrentó  con su serena palabra a esos grandes molinos incontrolados, y capaces de hacer a los pobres más pobres y a los ricos más ricos.

No olvidemos que fue un gran escritor y académico de la Lengua. ‘La sonrisa etrusca’, ‘Octubre, octubre’ o ‘El río que nos lleva’  le acercaron al gran público. Repito, un gran humanista y creador.
Ejerció muchos años su cátedra de economía y  durante un tiempo la compaginó con su labor como senador por designación real en la incipiente democracia.
En una de las últimas entrevistas que le hicieron, y dada su amplia experiencia docente, decía que era imposible una calidad educativa con más alumnos por aula y menos profesores, que no nos tomaran por tontos.
 Se le reconocieron sus múltiples méritos con diversos galardones, aunque últimamente, al ser una voz discordante y reivindicativa, parece que cayó en el olvido oficial.  Nadie podrá negar que fue un hombre virtuoso, virtuoso del pensamiento, de la palabra y de la acción, una triple combinación nada fácil de conseguir. Solo los sabios la alcanzan.
 Y termino este pequeño homenaje para un gran ser humano diciendo que hay personas cuya existencia hace mejor y más hermosa la existencia de los demás. Gracias, José Luis.

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