sábado, 2 de febrero de 2013

Me parecía un tipo honrado este Rajoy


Reconozco que no es santo de mi devoción este presidente, pero a pesar de todos los recortes, algunos imperdonables, me parecía un tipo honrado este Rajoy. Un hombre serio, un poco triste y gris, que no podía hacer otra cosa porque esos socialistas nos habían arruinado. Quizás era un tonto consuelo, pero era lo único que amortiguaba tanta sin razón y la pérdida de derechos no solo laborales sino también constitucionales y humanos. Me explico: Teníamos una sanidad que era la envidia del mundo y que pagábamos todos, bueno casi todos, pero sí todos los que trabajamos por nuestras manos, como decía Jorge Manrique. Una educación que, con sus problemas, se empeñaba en una mejor calidad y necesitaba más financiación. Era el futuro de este maltrecho país. Empezábamos a despuntar en investigación, eso que llaman I+D. La justicia era lenta, sin duda, pero era igual para todos, grandes y chicos, y para los más pobres, llamados antes de solemnidad, que cada día son más. La culpa de esta crisis, reminiscencias católicas, digo lo de la culpa, la tenemos los ciudadanos, y como hemos pecado mucho, pues penitencia al canto. Para los un poco privilegiados que tenemos una nómina, cada mes más menguada, y que pagamos nuestros impuestos, el dia 16 de cada mes ya estamos a últimos. Los acaudalados en crisis siguen engordando sus cuentas corrientes en esos bancos y cajas, convertidas en la cueva de Alí Babá.
Para colmo de todos los males, nos enteramos que la casta política tiene, como se dice vulgarmente, ‘ los riñones cubiertos’ y parece ser que con sobres incluidos que no se declaran a la Hacienda Pública, ya saben, que Hacienda somos todos. Y un servidor ingenuo y bien-pensante se pregunta todavía, ¿Con qué cara este señor Rajoy nos va a exigir a golpe de decreto más sacrificios? Esa cara triste y compungida ya no nos vale. La otra cara de hombre de antes y decente, ya no la creemos. Si le queda un ápice de vergüenza, tendría que dimitir.  Pero estamos entre una España que bosteza y otra que nos hiere el corazón. La presunción de inocencia se la daremos, pero no creo que se arregle este desaguisado con una conferencia de prensa sin preguntas. Más monólogos, no, por favor, para eso nos vamos a misa de 12 y luego a tomar el vinito.