miércoles, 1 de mayo de 2013

La Iglesia es una historia de amor


Cuando leí esta frase pronunciada por el papa Francisco, me sorprendió gratamente y me hizo reflexionar. La Iglesia es una historia de amor a Dios y a los hombres, no es un aparato burocrático donde la tentación es hacer crecer a la Iglesia sin recorrer el camino del amor. La oratoria de este hombre es concisa, sencilla y coloquial, basada en palabras o imágenes de una gran inmediatez comunicativa.
La popularidad del papa se debe, en buena medida, a su estilo de predicación y a los conceptos que repite sin cesar como la misericordia, el perdón, los pobres, ‘las periferias’ que se ven reflejados en sus gestos y en su persona. Esperemos que todo esto no se quede en agua de borrajas.
Una de las viejas obsesiones de Francisco, que viene de cuando era arzobispo de Buenos Aires, es la corrupción de los que tienen el poder. Sea cual fuese ese poder, incluido el poder de las jerarquías religiosas. ‘Perdón a los pecadores, pero no a los corruptos’, Bergoglio ha distinguido siempre entre el pecado y el delito. Una cosa es el pecado moral y otra cosa es el delito ante las leyes de Dios y de los hombres. La corrupción es un delito, pero es también un crimen que afecta a la vida de los más desposeídos. El papa es, como buen jesuita, frugal e indócil ante el poder. Esa irreverencia les valió a los jesuitas en su larga historia varios y legendarios enfrentamientos con reyes, emperadores y hasta con papas.
Este papa inspira confianza y la buena novedad es que el mejor Francisco todavía no se conoce. El papa no permitiría que su popularidad fuera utilizada para tapar los problemas de la Iglesia, que empujaron la renuncia de Benedicto XVI. Francisco sabe que existe corrupción en la curia vaticana, que el Banco Vaticano no debe seguir existiendo entre una impenetrable nube de suspicacias mundiales y que los pecados morales que también constituyen delitos deben terminar para siempre dentro de la Iglesia. Les guste o no a los más conservadores, el fenómeno popular de Francisco solo ha comenzado.
Que tome nota  el cardenal Antonio María Rouco Varela que en vez de meter miedo en el cuerpo de los españoles, sobre todo de las mujeres y de su libertad, de los homosexuales y sus derechos, se preocupe un poco de los desahuciados, parados y de los niños con desnutrición. Quizá Francisco le tenga que recordar la libertad de los hijos de Dios como decía Pedro, su antecesor, en los Hechos de los Apóstoles. Y que salga más a la periferia. Quizá huela un poco más a oveja que a púrpura y a púlpito, donde es más fácil predicar que dar trigo. 

sábado, 13 de abril de 2013

Sampedro, el Gandhi español


Se apagó a los 96 años de vida la voz sabia, mesurada y humilde del pensamiento europeo. Un verdadero intelectual que llamaba a nuestras conciencias maltrechas y vituperadas por el sistema financiero omnipresente. Fue también una voz crucial para la regeneración de la democracia española. Fiel a sus principios, José Luis Sampedro pidió a su familia que cuando muriera no se hiciera de su funeral un ‘circo mediático’.  Los periódicos, a su estilo, se han hecho eco de la triste noticia, las cadenas de televisión, lo justito. No era un hombre cómodo para los tiempos que corren.
Prologó el libro de Hessel que motivó el movimiento de los indignados o del 15 M. Decía que esta crisis era una verdadera farsa para dominarnos y que era más importante la libertad de pensamiento que la de expresión. Un hombre sincero que insistía, con pausa y sin prisa, en que no corriéramos tras el dinero, pues eran nuestras vidas más importantes y nuestro crecimiento como personas. Abogaba por una economía más humana.

Un humanista del siglo XXI que defendió con lucidez, espíritu crítico y fuerza sus convicciones. Con el aire quijotesco que le dio la edad, pero lleno de cordura, se enfrentó  con su serena palabra a esos grandes molinos incontrolados, y capaces de hacer a los pobres más pobres y a los ricos más ricos.

No olvidemos que fue un gran escritor y académico de la Lengua. ‘La sonrisa etrusca’, ‘Octubre, octubre’ o ‘El río que nos lleva’  le acercaron al gran público. Repito, un gran humanista y creador.
Ejerció muchos años su cátedra de economía y  durante un tiempo la compaginó con su labor como senador por designación real en la incipiente democracia.
En una de las últimas entrevistas que le hicieron, y dada su amplia experiencia docente, decía que era imposible una calidad educativa con más alumnos por aula y menos profesores, que no nos tomaran por tontos.
 Se le reconocieron sus múltiples méritos con diversos galardones, aunque últimamente, al ser una voz discordante y reivindicativa, parece que cayó en el olvido oficial.  Nadie podrá negar que fue un hombre virtuoso, virtuoso del pensamiento, de la palabra y de la acción, una triple combinación nada fácil de conseguir. Solo los sabios la alcanzan.
 Y termino este pequeño homenaje para un gran ser humano diciendo que hay personas cuya existencia hace mejor y más hermosa la existencia de los demás. Gracias, José Luis.

domingo, 24 de marzo de 2013

No me llames Santidad, solo Franciso


Recuerdo hace 8 años cuando salió elegido Benedicto XVI, yo dije que me borraba de esta Iglesia. Un Papa que ha pasado sin pena ni gloria, pero que ha tenido un final honrado e inteligente con su renuncia. Ahora parece que vienen tiempos nuevos, digo que parece, pues solo hemos visto gestos humanos a los que no estábamos acostumbrados. Francisco, como quiere que le llamemos, es un jesuita que ha tocado la pobreza y los problemas reales de la gente. Un pastoralista muy bien preparado, un seguidor de Jesús de Nazaret, que al menos en su ánimo desea una Iglesia pobre y para los pobres.
Dice que cree en el Dios del amor, compasivo y del perdón. Su parábola predilecta será la del hijo pródigo o la del padre misericordioso. Es un hombre que cae bien a creyentes, agnósticos y hasta a ateos. Todos están a la expectativa. No olvidemos que no se pueden pedir peras al olmo, pues no deja de ser o representar lo que representa, pero quizás nos llevemos alguna sorpresa. Primero tendría que limpiar su casa o su curia, y luego acercarse o intentar que se acerquen todos aquellos excluidos por hasta ahora una Iglesia intransigente con las cuestiones humanas, repletas de debilidades y limitaciones. Tal vez haga como Jesús o el buen pastor que sale a buscar a la oveja perdida, y se alegre tanto o más como con las 99 que tiene en su redil.

Compasión necesitamos los hombres y mujeres en esta vida llena de dificultades, y creo que a este hombre no le falta, además apela a la ternura y nos dice que no tengamos miedo a ser buenos. Una bocanada de aire fresco, un último resquicio para que se cuele la esperanza. No nos defraudes, hermano Francisco.

Te confieso que cuando te vi en ese balcón, pidiendo que rezáramos primero por ti antes de dar la bendición, me emocioné. Me encantó tu encuentro con los periodistas y tu respeto por sus creencias. Creo que crees que todos somos hijos del mismo Dios, pero sé que también crees en la libertad de esos hijos de Dios.

Han intentado sacar trapos sucios de tu pasado como provincial de la Compañía de Jesús en los tiempos de la dictadura argentina, pero un hombre como Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, fiable totalmente, lo ha desmentido. Las madres de la Plaza de Mayo también saben de tu labor y te apoyan.

Espero y te deseo que te dejes llevar por ese Dios, padre y madre, y hagas que su pueblo, la humanidad, se sienta acogida, respetada y amada sea cual sea su condición y circunstancias.
No dudo de tu valía, y como ‘hijo’ de San Ignacio de Loyola estoy seguro que no te faltarán las fuerzas y la capacidad. ‘La contemplación para alcanzar amor’ da para mucho, Papa Francisco.

sábado, 2 de febrero de 2013

Me parecía un tipo honrado este Rajoy


Reconozco que no es santo de mi devoción este presidente, pero a pesar de todos los recortes, algunos imperdonables, me parecía un tipo honrado este Rajoy. Un hombre serio, un poco triste y gris, que no podía hacer otra cosa porque esos socialistas nos habían arruinado. Quizás era un tonto consuelo, pero era lo único que amortiguaba tanta sin razón y la pérdida de derechos no solo laborales sino también constitucionales y humanos. Me explico: Teníamos una sanidad que era la envidia del mundo y que pagábamos todos, bueno casi todos, pero sí todos los que trabajamos por nuestras manos, como decía Jorge Manrique. Una educación que, con sus problemas, se empeñaba en una mejor calidad y necesitaba más financiación. Era el futuro de este maltrecho país. Empezábamos a despuntar en investigación, eso que llaman I+D. La justicia era lenta, sin duda, pero era igual para todos, grandes y chicos, y para los más pobres, llamados antes de solemnidad, que cada día son más. La culpa de esta crisis, reminiscencias católicas, digo lo de la culpa, la tenemos los ciudadanos, y como hemos pecado mucho, pues penitencia al canto. Para los un poco privilegiados que tenemos una nómina, cada mes más menguada, y que pagamos nuestros impuestos, el dia 16 de cada mes ya estamos a últimos. Los acaudalados en crisis siguen engordando sus cuentas corrientes en esos bancos y cajas, convertidas en la cueva de Alí Babá.
Para colmo de todos los males, nos enteramos que la casta política tiene, como se dice vulgarmente, ‘ los riñones cubiertos’ y parece ser que con sobres incluidos que no se declaran a la Hacienda Pública, ya saben, que Hacienda somos todos. Y un servidor ingenuo y bien-pensante se pregunta todavía, ¿Con qué cara este señor Rajoy nos va a exigir a golpe de decreto más sacrificios? Esa cara triste y compungida ya no nos vale. La otra cara de hombre de antes y decente, ya no la creemos. Si le queda un ápice de vergüenza, tendría que dimitir.  Pero estamos entre una España que bosteza y otra que nos hiere el corazón. La presunción de inocencia se la daremos, pero no creo que se arregle este desaguisado con una conferencia de prensa sin preguntas. Más monólogos, no, por favor, para eso nos vamos a misa de 12 y luego a tomar el vinito.

sábado, 5 de enero de 2013

Queridos sabios de Oriente


No os llamo reyes porque Mateo, el único evangelista que os nombra, os llama sabios aunque lo han traducido mal por magos, pero ya sabemos por la historia que la magia y la Iglesia nunca se llevaron bien. Prefiero sabios porque es lo que más necesitamos ahora, en estos tiempos de políticos corruptos o ineptos, de banqueros usureros y desalmados, que apuestan por la economía, el dinero, por encima de las personas.
Nos siguen echando la culpa de esta crisis a los ciudadanos de a píe y por eso el castigo que está dejando a cientos de miles de familias en la calle y en la gélida pobreza. Reina la desesperanza y el desamparo total. No sabemos qué hacer porque no hay trabajo. Los niños son los primeros en sufrir esta tristeza, penuria impuesta a golpe de decreto nefasto, y no se les cae la cara de vergüenza. A todos estos, por favor, traedles carbón, pero amargo, no dulce.
La bondad y la sabiduría han ido siempre de la mano, por ello creo todavía en vosotros, y os pido para esta casta de políticos y banqueros una pizca de compasión, otra de decencia y un mínimo de humanidad, sin olvidar el carbón porque se han portado muy mal.
Recuerdo cuando era niño, que me trajisteis un coche de carreras rojo con el número 5 y a pedales, me hicisteis totalmente feliz. Han pasado muchos años, historias, alegrías y tristezas. Ese niño ya tiene la barba cana. Lo único que no ha perdido en este efímero camino es la fe. Sigue con sus sueños de justicia, fraternidad e igualdad entre y para los seres humanos sin distinción alguna. Pero hay un nuevo dios al que adorar, se llama dinero. Si no lo tienes, ni te curan de tus enfermedades, ni puedes acceder a la educación, y ya últimamente no tienes ni el amparo de los tribunales de justicia. No creáis que es una exageración, está ocurriendo.

Estaréis un poco sorprendidos por estas pérdidas que hemos sufrido en un año, y un más despistados porque os han quitado vuestra estrella. Tengo una curiosidad queridos sabios de Oriente, cuando estuvisteis en el pesebre, ¿Estaban la mula y el buey? Al final nos van a hacer creer que el niño Jesús nació en una sucursal del banco Santander con cajero incluido.
Bueno, ya me despido de vosotros pues tendréis muchas cartas que leer. Ah, se me olvidaba, os pido un poco de ilusión y ánimo para todos, fuerzas para seguir adelante, solidaridad y un poquito de compasión. Cuando lleguéis a Madrid, preguntad por un tal Mariano y un tal Alfredo que son los más necesitados de todo esto y se merecen toneladas de carbón, que no se te olvide. Baltasar.
Melchor, como todos los años te pido unos calcetines y un frasco de colonia. Gaspar, que todos los niños tengan al menos un juguete. Compraré el roscón por eso de la tradición, y seré el tonto del haba que lo pague, como todos los españoles pagamos este  cruel desatino que llaman crisis. .  Hoy iré a vuestra cabalgata y prometo acostarme temprano, aunque me gustaría tanto veros…