Es curioso que el germen de
los bancos que hoy tenemos el displacer de conocer, fueran los templos sagrados
de la antigua Mesopotamia. Obtenían tantas donaciones de los fieles que
decidieron sacar provecho de sus dineros, prestando a aquellos que se lo
pedían. No se equivoquen, no eran limosnas pues los intereses iban incluidos.
Un origen más cercano a
nosotros lo tenemos en el siglo XV en Italia, Génova fue la cuna de los
banqueros actuales y de sus empleados, llamados bancarios. ¿Por qué se les
llama bancos a estos sacrosantos establecimientos sin alma? Parece ser que los
primeros bancos italianos eran precisamente eso, bancos o mesas que se
instalaban en las plazas de las ciudades, muchas veces frente a la catedral. De
ahí que se hable también de ‘ la banca’, porque claro, los bancos de mesa
pueden ser bancas. Los primeros banqueros eran avispados burgueses que se
instalaban en sus bancos para captar dinero de la gente, a cambio de un boleto
o billete en el cual el banquero reconocía su deuda. Estos fueron los primeros
billetes de banco, y debido a que eran ‘al portador’, podían transferirse de
mano en mano, por lo que se trasformaban en una forma de dinero. Si un banco no
tenía suficiente respaldo, el valor de sus billetes iba a pique, y no se
imaginan la que entonces se armaba. Digo que no se lo imaginan porque ahora no
es así. Si les digo que estos banqueros tenían que hacer pública su
incompetencia o sinvergonzonería y que
rompían a hachazos la banca donde habían realizado sus fraudulentos negocios, no se lo creerán, pero
era así. Por este motivo, al cese de operaciones financieras se le sigue
llamando ‘ bancarrota’ por lo de los hachazos.
¿Se imaginan al señor Rato,
hacha en ristre, destrozando todas las sucursales de Bankia y lo que es mejor,
reconociendo sus magníficos errores y tropelías delante del pueblo y no,
forzosamente, ante un juez?
Ya no les voy a hablar de las
tristemente famosas ‘preferentes’ que han dejado sin pequeños ahorros a miles y
miles de familias, ahorros de toda una vida ,trabajando.
Pero sí les voy a hablar de
los miles de millones de euros que nos toca pagar a todos los trabajadores y
parados de este país a estos banqueros ineptos y prepotentes sin alma, cuya
última lucrativa y usurera actividad es la de desahuciar a las familias que no
pueden pagarles, y se quedan sin techo donde cobijarse. Un derecho humano
fundamental y no digamos constitucional.
Se oyen las voces de algunos
jueces pidiendo la llamada ‘dación en pago’ pues el colmo es que después de que
te quiten la casa, les sigas pagando de por vida a estos truhanes. El gobierno
de la Nación
aconsejó a los banqueros, a otra cosa no se atreven con ellos, un manual de
buenas prácticas, qué ingenuidad, pues
ninguno de estos burgueses, fieles a sus orígenes, ha cumplido.
Y los pobres profesores, cada
vez más pobres, inculcando una ética con sus valores a nuestros hijos. Jóvenes que, si llegan a
trabajar, abrirán una cuenta corriente y a partir de ese instante, creerán que
sus maestros les han mentido.
Ahora les explico el titular de
este articulillo, sobre todo lo del paraguas. Decía mi padre, bancario toda la
vida y medalla de oro por su trabajo, cuando los bancos eran un poquito humanos
todavía, que los bancos te daban paraguas cuando hacía sol y te lo quitaban
cuando llovía.