No os llamo reyes porque
Mateo, el único evangelista que os nombra, os llama sabios aunque lo han
traducido mal por magos, pero ya sabemos por la historia que la magia y la Iglesia nunca se llevaron
bien. Prefiero sabios porque es lo que más necesitamos ahora, en estos tiempos
de políticos corruptos o ineptos, de banqueros usureros y desalmados, que
apuestan por la economía, el dinero, por encima de las personas.
Nos siguen echando la culpa
de esta crisis a los ciudadanos de a píe y por eso el castigo que está dejando
a cientos de miles de familias en la calle y en la gélida pobreza. Reina la
desesperanza y el desamparo total. No sabemos qué hacer porque no hay trabajo.
Los niños son los primeros en sufrir esta tristeza, penuria impuesta a golpe de
decreto nefasto, y no se les cae la cara de vergüenza. A todos estos, por
favor, traedles carbón, pero amargo, no dulce.
La bondad y la sabiduría han
ido siempre de la mano, por ello creo todavía en vosotros, y os pido para esta
casta de políticos y banqueros una pizca de compasión, otra de decencia y un
mínimo de humanidad, sin olvidar el carbón porque se han portado muy mal.
Recuerdo cuando era niño, que
me trajisteis un coche de carreras rojo con el número 5 y a pedales, me
hicisteis totalmente feliz. Han pasado muchos años, historias, alegrías y
tristezas. Ese niño ya tiene la barba cana. Lo único que no ha perdido en este
efímero camino es la fe. Sigue con sus sueños de justicia, fraternidad e
igualdad entre y para los seres humanos sin distinción alguna. Pero hay un
nuevo dios al que adorar, se llama dinero. Si no lo tienes, ni te curan de tus
enfermedades, ni puedes acceder a la educación, y ya últimamente no tienes ni
el amparo de los tribunales de justicia. No creáis que es una exageración, está
ocurriendo.
Estaréis un poco sorprendidos
por estas pérdidas que hemos sufrido en un año, y un más despistados porque os
han quitado vuestra estrella. Tengo una curiosidad queridos sabios de Oriente,
cuando estuvisteis en el pesebre, ¿Estaban la mula y el buey? Al final nos van
a hacer creer que el niño Jesús nació en una sucursal del banco Santander con
cajero incluido.
Bueno, ya me despido de
vosotros pues tendréis muchas cartas que leer. Ah, se me olvidaba, os pido un
poco de ilusión y ánimo para todos, fuerzas para seguir adelante, solidaridad y
un poquito de compasión. Cuando lleguéis a Madrid, preguntad por un tal Mariano
y un tal Alfredo que son los más necesitados de todo esto y se merecen
toneladas de carbón, que no se te olvide. Baltasar.
Melchor, como todos los años
te pido unos calcetines y un frasco de colonia. Gaspar, que todos los niños
tengan al menos un juguete. Compraré el roscón por eso de la tradición, y seré
el tonto del haba que lo pague, como todos los españoles pagamos este cruel desatino que llaman crisis. . Hoy iré a vuestra cabalgata y prometo
acostarme temprano, aunque me gustaría tanto veros…